Como sobrevivir a un teórico de lenguajes, y no morir en el intento

Arrancaste un jueves con redacción y entre taller de lectura y el práctico, llegaste al teórico y sí sí sí, TE QUERES MATAR. Entra la profe con su paciencia infinita y se explaya en el ámbito del lenguaje asegurándose de abarcar los 90 minutos de la cátedra, casi un fulbito. A continuación una serie de estrategias para pilotearla como un duque y no sufrirla.

Atrincherarse con los revoltosos

Es fija, entras a la 103 y te vas donde menor sea el ángulo de visión desde el frente, te escoltas a 3 o 4 revoltosos con vos,y te tiras la hora. Acá entra en juego la mente sagaz para armar la mejor formación, a mi experiencia, la que mejor contribuye es la siguiente: uno que ande en la misma que vos, que quiera meterle garra y entender algo, pero sin comerse el bajón de amargarse el día, el típico que sabes que cuando tiene que escuchar escucha; el que comenta TODO, y encima comenta fuerte, infaltable para cuando sucede algo típico de facultad publica (entiéndase: entra un perro, alguien a vender, alguien a hablar, algún adscripto, etc.); por ultimo el que se ríe de todo, personaje infaltable que asegura una tarde imperdible.
ACLARACIÓN: si bien es una de las mejores estrategias, conviene no aplicarla siempre sino quieren terminar mudándose a la entreceja de la profe.

Tomarse un “break”

Llegan los primeros 45 y estas hasta las manos, te levantas sin hacer ruido y te tomas el palo (momentáneamente, claro esta). Alcanzas el pasillo victorioso y ya enseguida te ataca la duda ¿Qué hago?: fumarse un cigarrillo nunca esta de mas, aparte de que en cierta forma te alivianas un tanto, si fumar no te va, o pensás que es demasiado poco, siempre esta la opción de irte (previamente habiendo convocado a los revoltosos) a tomar una coca, lo cual siempre se termina extendiendo hasta el final de la hora, o irte a jugar al fútbol al predio del complejo. Cabe aclarar que para este ultimo punto ha de considerarse que el predio esta EXACTAMENTE adyacente al salón del teórico, por lo que vas a terminar siendo visto no solo por la teacher sino por la comisión entera. CONTRAINDICACIONES: alta dosis de vergüenza cuando se retorne al aula.

Camuflarse un mp3 (ajeno a la experiencia de quien les escribe)

Me han llegado rumores de que es posible enchufarse al mp3 sin ser descubierto por el enemigo. El proceso consta de: primero setear el bicho para que el volumen no alerte a todo el mundo de tu sucia treta evasiva, segundo, inclinar la cabeza de tal modo que los auriculares no sean distinguibles, tercero, tratar de no dejar seducirse por el ritmo de la música y empezar a golpear cosas, tal desenfrenado en recital. ADVERTENCIA: conviene no ser descubierto sino se quiere atravesar un negro momento.

Echarse una cuasi-siestita

Sucumbir ante el pack mortal de cansancio, modorra, y el haber comido en la facu, le pasa hasta los mas prolijos. Entonces, de igual forma que la estrategia anterior, la presente consiste en inclinar la cabeza sobre nuestros brazos y dejarnos llevar por el apacible sueño, teniendo en cuenta de que la posibilidad de dormirnos completamente es altamente no recomendada. La técnica consiste en dormir, y aislar todo ruido centrándonos (vagamente) en las palabras del doce a cargo.

Soldado que huye sirve para otra guerra

Si las estrategias anteriormente mencionadas no surten efecto o son inviables de realizar, siempre queda la infalible opción del abandono. Al igual que la pausa, tomamos nuestras cosas y sigilosamente nos abrimos paso entre las caras de incertidumbre y decepción para con la cátedra. ES SUMAMENTE importante recalcar que debemos ser extremadamente cautelosos en nuestra retirada, el mas mínimo movimiento en falso producirá algún ruido que atraerá la atención de TODOS los presentes en el aula, lo cual nos hará pasar inevitablemente un mal momento. Una vez alcanzado el pasillo, las opciones son infinitas.

ACLARACIÓN GENERAL: ninguna de estas estrategias, y insisto, ninguna, asegura a la hora de los bifes, el término “aprobado” en el margen superior derecho de nuestras hojas de examen.

1 comentarios:

Victoria Arrabal dijo...

Noto tanto sufrimiento que habría que preguntarse: ¿por qué elegí esta carrera? ¿realmente me gusta? ¿qué hago acá? ¿para qué vengo a la Facultad? ¿qué quiero hacer de mi vida?

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