Sección destinada a la publicación de los textos argumentativos.
Me pasa algo muy extraño. Siempre fui de tener un sueño profundo y contundente,pero
en estos últimos tiempos estoy pasando por una clase de “escasez”. En realidad el sueño no falta, pero si las ganas de dormir, o viceversa, no sé. El tema es que no puedo dormir, y si lo logro, nunca por más de tres horas seguidas. Mi cuerpo tomó esta costumbre una semana atrás. Tengo la teoría de que mi insomnio es un síntoma encubierto, por eso las primeras dos noches me quise auto-analizar. Obviamente, esto no ayudo en nada, al contrario, más tiempo distrayéndome de la necesaria tarea de descansar. La tercer noche armé un rompecabezas, de esos grandes. La cuarta limpie, y hasta lavé el piso de la cocina. La quinta noche pareció de verano, lo que me tentó a salir. Salir a las tres de la mañana un día de semana, era claramente sinónimo de salir al balcón.
Salí al balcón mientras comía un pedazo de pizza, sobra de la cena. Y ahí delante de mis ojos encontré un nuevo pasatiempo, que no me requería más que la imaginación, y mi innata tendencia al delirio.
Tengo un edificio en frente, veo las ventanas, y veo el interior de estas. Nunca antes me había distraído con estos pequeños espacios individuales, hasta esta noche. Las observe, y todas me devolvieron algo concreto y tranquilizador para mi mente, algo simple. Cuartos con la luz apagada, una chica leyendo sentada en un sillón, una pareja mayor delante de un televisor. Nada que me dispara la imaginación, o que me encendiera la locura.
Nada, hasta la ventana del medio del séptimo piso. La cortina de un color rojizo entrecerrada, dejaba un espacio donde se colaba una luz. Imaginé por incontables minutos que era lo que podía haber allí. La luz, para mi, delata una actividad. ¿Un hombre, una mujer? ¿Una persona, dos, tres? Mi protagonista podía estar pasando una velada más que agradable, que se había extendido de manera inesperada o de forma prevista hasta esas horas. Probablemente estaba con alguien, gozaba de una compañía, más que seguro elegía no dormir.
Aunque, esta persona podía no dormir por elección, también podía dejar de hacerlo por obligación. A lo mejor tenía que estar despierta, quizás velaba por alguien. No se podía negar una posibilidad de tristeza detrás de ese velo de color. Podía haber una mente que se estaba torturando, o que estaba siendo violada por fuerzas angustiantes, podía haber dolor, opresión, sometimiento. Había en frente mio alguien que posiblemente necesitara algo, alguien que deambulara por su espacio cotidiano buscando una respuesta, o intentando ingeniar una forma de escapar del día siguiente. Comencé a desesperar de imaginar esta soledad a metros míos. Sentí un impulso, no me podía quedar con ese estado de incertidumbre, no podía abandonar a mi vecino, a ese que estaba tan próximo a mí. Tenia que hacer algo, era una incoherencia, pero algo tan necesario no podía ser tan loco. Así que busque mis zapatillas y mis llaves, y bajé.
El cáos en el país aumentaba, la desesperación, agonía, incertidumbre se apropiaban de cada uno de los ciudadanos que poco entendían la verdad de la cuestión. La Gripe “A” la enfermedad que nos tocaba a todos, sin ningun tipo de excepcion.
Hoy me senté a mirar tan solo un instante a mi alrededor, sin observar mi ombligo , mi estado, mi todo; noté que necesitabamos explicaciones, una salvación, un remedio mágico que destruyera esta pandemia. Nos estaba afectando, el miedo entraba en nuestras mentes, los niños y estudiantes sin ir al colegio, sin la libertad de realizar sus actividades. Adultos preocupados por sus familias, hospitales colapsados de supuestos, otros probables enfermos. Los medios de comunicación transmitían mucha mas paranóia, unos pocos eran lo que brindaban realmente su servicio: el de infromar, dar recaudos, precauciones.
Necesitaba entender, debía redactar sobre una situacion que era mas que actual y de interés, pero era muy arriesgado cumplir con mi deber en ese preciso momento.El director de redacción , me encargó un trabajo de investigación sobre la Educación Argentina y la Gripe “A”.
Comenzé a abrir mi mente, buscar otros campos, recorer colegios, universidades. Necesitaba mirar, no solamente ver. Acordé una cita con uno de los directivos del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe; pese a la situación que invadía a la institución, aceptó la entrevista con gusto.
Debía entender la situación, debía realmente conocer la verdad, el sabor de esta enfermedad, cuál era su fin, que era lo que ocasionaba en todos, saber la Gripe “A” para dar mi testimonio. Pensé hasta en lograr todos los medios para adquirirla, y así ser partícipe de su estado. Era algo ilógico por cierto pero no era mala idea intentarlo.
Los dias posteriores al acuerdo de la cita, los aproveché para invsigar, interiorizarme, sorprenderme con cada cambio radical que se realizaba en nuestra nación. La enfermedad acechaba cada vez mas, se tomaban aún mas medidas, se comenzaban a dar licencias a embaarazadas e inmunodeprimido, el distanciamiento social se hacia cada vez mas cotidiano, las muertes por la influenza A ubicaban al país en tercer ligar mundial. El alcohol en gel ezcaseaba en todos los locales, y “yo” en mi mundo interior, aguardando la entrevista.
El día llegó, acompañado de una alarmante noticia, la cuál descubrí cuando hacia mi rutina habitual de leer los diarios virtuales en mi pc. La intención de querer retrasar las clases al 3 de Agosto ya era un hecho, eso cambió mis planes, debí revisar nuevamente mis posibles preguntas. Me dirigí al colegio pactado, la secretaria anunció mi llegada y la Directora Susana Tropea salió a mi encuentro.
El encuentro fue muy placentero, quité muchas de las dudas que me invadían, intenté ser muy explícito en las preguntas y en la información que deseaba transmitir. Hasta que descubrí y conocí cuál era esta enfermedad, que medidas debíamos tomar, y me tranquilizé aún mas cuando supe que por parte de los Ministerios de Salud y Educación la situación estaba controlada, a travéz de un trabajo conjunto de ambos. El encuentro me hizo recuperar la paz que reinaba en mí , aquella que había perdido gracias a to mi alrededor, a mis compañeros de facultad, mis maigos,mi familia, a los periodistas, al tele, la radio, o simplemente gracias a todas nuestras erradas opiniones sobre la influenza.
Reflexioné mucho hasta que conocí, que no hay tal crisis, cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Cualquier opinión, penamiento erróneo de cualquier persona, cualquier comentario de algun periodista, no reflejaba la noción de realidad que era la correcta. Comprendí porque los expertos, los médicos, los licenciados, nuestros gobernantes debían trabajar por nosotros, saber hacer su deber en estas situaciones en las que Todos hablan, Todos opinan, Todos somos médicos, Todos sabemos ejercer, Todos damos posibles recetas, posibles remedios, posibles curas.
A pesar del barullo, de las calles desbordadas de ruidos de celulares, de bocinas de autos, del torno eléctrico que estaban usando en la construcción de al lado de mi casa. Volví a mi hogar, a mi escondite, a esa guarida , y decidí crear. Gracias a esa entrevista, a ese informarme mas, revisando libros, preguntando a médicos, capacitandome aún mas sobre el tema, no volví a tener miedo.
Después de entonces no volví a tener ese sentimiento de miedo a esa Gripe contagiosa, ya sabía, ya entendía, me era mucho mejor ver con objetividad el hecho que hay otras enfermedades que matan a mas gente. Ya había entendido algo, de ese alrededor, ahora debía sentrarme en mi mismo.
Nuevamente la luz iluminaba su cara , nuevamente se escendía y abría paso a una nueva noche de insomio que sería difícil de de superar. Hacía ya mas de un mes que la misma locura se apropiaba de su cuerpo. Esa luz tan indiferente, ese simple velador que formaba parte de una decoración medieval tan intrigante.
Nuevamente me dignaba a observar el comportamiento de ese loco. Mi meta no estaba fijada, lo que haría sería observar, como era mi costumbre. No se si sería parte de una nueva inspección, investigación, o de un nuevo caso que necesitaba resolver, pero el comportamiento de ese personaje era tan extraño.
Tomé mi píldora sagrada , la filmadora, con la que grababa todas las acciones nocturnas y el telescopio que me permitía apreciar sus movimientos, gestos, con suma presición. Comenzaba mi rutina de todos los días, me disPonía a instalarme en el balcón para empezar a observar la función que estaba por empezar.
Él se demostraba tranquilo, ido, fuera de sí, ya acostado en su casa, decidido a descansar a pesar de saber que la noche que le esperaba sería larga y complicada. La misma escena se repetía una y otra vez, cada noche. Era constante, ¿se trataba de un juego, era la paranoía misma, o tan solo el placer de observar algo interesante, fantasgórico, o era su locura la que lo invadía en su plácido descanso.?
Y así, lentamente iba aumentando su agonía, la cual para mi era una aventura mas, esa rutina de siempre. El velador se escendía, su silueta se resflejaba en la ventana y allí comenzaba a caminar por las distintas habitaciones, a recorrer esos interminables pasillos del piso 6 del dpto. En la cocina, se distinguía el reloj, siempre la misma hora, el mismo lugar, en el mismo instante todos los días, era algo inexplicable; pero sucedía. Tan solo un pequeño instante que culminaba cuando recobraba el sueño, tomaba unas píldoras, y se conciliaba con el deseo y las ganas de dormir..
Era algo ilógico, algo irreal, poducto de la psicósis de este extraño personaje, era algo incierto, pero siempre sucedía lo mismo, como si la misma película se revobinara y volviera a repetirse, volviera a revivir la escena cientas de veces.
Pero esa noche, sería especial, algo ocurriría, el jóven, ese día no respondió a mis deseos, a pesar de que el hecho ya había ocurrido, impidió que volviese a suceder. Mi bronca y descontento me mostraron furioso, él tan solo con una pastilla tranquilizante, había logrado tener un descanso placentero , algo que yo en años no pude concebir. Mientras necesitaba de su desesperación , su locura, él descansaba de sus horarios del laburo, de su tan agotador día laboral. Y yo tan solo allí, sin saber que hacer, sin saber a quien observar, tan lleno de impotencia, furia, tiré esas píldoras viciosas, las únicas culpables de mi paranoía.
Desde ese preciso momento, no logro conciliar el sueño, mi tan sagrado descanso; sino que al contrario, me despierto cada madrugada, con esa luz que me encandila los ojos, recorro desesperado mi departamento, miro el reloj del living y en él , siempre la misma hora, siempre el mismo momento, en el reloj del microondas, siempre la misma hora, siempre el mismo momento, siempre el mismo lugar.
Y pienso tan solo en esas píldoras viciosas que no me dejan en paz, tendré que cambiarlas por una dosis mas.
La fuerte lluvia no dejaba distinguir nada en el cielo cerrado y gris, mientras que el frio roció se colaba por las aberturas de los ventanales del balcón. En ese momento solo se vio una pequeña luz, perdida entre la tormenta.
Entre truenos que aturdían mis oídos y relámpagos que me enceguecían no podía dormirme, ya eran las dos menos cuarto de la madrugada. Lo único que me mantenía entretenido era esa lucecita que si no es por la sombra que lo acompañaba pensaría que es una estrella.
Una sombra totalmente inmóvil, ¿sería una persona?, ¿un mueble tal vez?, segundo a segundo crecía mi incertidumbre, junto a mi soldad de sábado por la noche.
La misteriosa mancha comenzó a desplazarse de un lado hacia otro, de izquierda a derecha como un cangrejo de mar, ante la duda mude mi cuerpo junto a mis frazadas y mi almohada al sillón que da al balcón, como si fuese nómade.
Desde ese entonces no me despegue ni un minuto de allí. Las preguntas comenzaban a aumentar ahora me interesaba por saber si seria ¿un hombre o mujer?, ¿su edad?, ¿Qué haría a esta hora levantado?, sabría que desde la cuadra de enfrente había alguien mirando paso a paso sus movimientos.
Esta soledad es una sensación de vacio tanto exterior como interior, como un barril sin fondo, como un callejón sin salida.
Esta sombra inusual ¿sabría lo que yo sentía?, ¿mis sentimientos?, ¿se notarían detrás de un simple ventanal?
De repente me percato que algo titilaba y llamaba la atención de mis ojos, e iluminaba la silenciosa habitación inundada de fría oscuridad. Claramente la ventana sobresalía en medio de la furiosa lluvia, ya no sospechaba del origen de la silueta, era una persona que esta encendiendo y apagando la luz de un velador de forma continuada.
Así comencé a hacer lo mismo con mi pequeña lámpara reforzada con cinta, cada tres luces el vecino contestaba con una. Eso significaba el interés del otro por saber que quería.
De esta manera comprendí que la misteriosa mancha era un anciano arrugado, pálido con cara de incertidumbre. Retome nuevamente el juego de luces, absurdo y sin sentido al fin pero era la manera de demostrar interés en el accionar del otro.
De pronto se suma otra sombra en movimiento que merodeaba al inofensivo abuelo como un león rodea a su presa. Se me ocurrió inmediatamente que quizás el señor se encntraba en peligro y es por esto que me destape, corrí hacia la puerta y baje a la entrada del edificio. Empecé a contar las ventanas y los pisos del edifico, eran interminables.
Empapado por la interminable tormenta, no sabía a dónde ir, que hacer. En ese instante lo menos inesperado ocurrió, se holló un ruido fuerte, indescriptible, claramente había sido un disparo, yo sin pensarlo volví al departamento, agarre mi celular y disque 911.
Al amanecer no quedaron huellas de la terrible noche en vela, las calles habían secado, la temperatura había aumentado, el sol lentamente se veía detrás de la torre Eiffel.
Los vecinos asombrados se asomaban sobre la cinta de peligro, preguntándose qué había ocurrido, interrogando a los policías sin recibir respuesta alguna. Lo peor de la noche no había dejado rastros de la soledad de una de las tantas personas de la ciudad de Paris, del mundo por que no.
Kirov desde los ocho años estaba completamente enamorado de su vecina, Julieta Montes.
A pesar de que eran mejores amigos, que pasaban mucho tiempo juntos e incluso todos los domingos las dos familias se juntaban a comer en el club, él nunca se animo a contarle lo que verdaderamente sentía por ella porque estaba de novia con el mejor amigo de él que se llamaba Nicolás.
En la escuela a Kirov lo trataban mal y lo excluían de todos los grupos por su particular belleza. En cambio Julieta, era la más linda del colegio, y por esto, sus compañeros, nunca entendían la amistad entre ellos.
Un día sus familias, decidieron irse de viaje a Córdoba para pasar un lindo fin de semana juntos. Kirov y Julieta estaban tan contentos que prepararon las cosas una semana antes.
A Nicolás no le gustaba mucho la idea de que viajaran juntos pero lo tubo que aceptar porque sino Julieta se iba a enojar con él.
Afortunadamente, en al ultima noche del viaje, cuando estaban en la playa, Kirov se animo a contarle lo que sentía por ella, y la beso. Julieta le confeso que ella también gustaba de él pero primero tenía que terminar su relación con Nicolás para que no termine herido.
Dos meses más tarde, Kirov y Julieta se pusieron de novios, toda la escuela estaba sorprendida de esa relación porque ella era muy linda para él, pero, a pesar de todo eso siguieron de novios.
Todo era color de rosa para ellos dos, hasta que un día cuando Julieta fue a buscar a Kirov a su casa, entro a su habitación y lo vio con una chica del barrio besándose. Julieta se fue corriendo y termino la relación con él.
Tres años más tarde, cuando Kirov tenía 20, se entero que su amada Julieta se estaba por casar con otro chico. En ese momento él se dio cuenta de la persona que estaba por perder debido a un error que había cometido.
El problema era que el casamiento era en un par de horas y él estaba jugando un torneo de futbol fuera de su ciudad.
Tras la desesperación Kirov decidió parar un colectivo público que justo pasaba por la esquina, saco un cuchillo que siempre llevaba en la mochila y lo amenazo al conductor para que lo llevara a la ciudad donde él vivía.
El colectivo estaba lleno de gente rumbo a la iglesia. Nadie podía creer lo que estaba pasando, sin embrago todos los pasajeros lo apoyaron ya que creían que era muy romántico lo que estaba haciendo.
Cuando Kirov llego a la iglesia, no había nadie. Pensó que la ceremonia había terminado y que su amada ya se había casado. Triste y desconsolado, fue y le pregunto al cura si Julieta Montes se había casado…Afortunadamente, le dijo que ninguna chica llamada así estuvo en la iglesia para casarse.
Al parecer, su amigo le había dado mal la información para que él se diera cuenta de la chica que podía tener a su lado.
Kirov fue corriendo hacia la casa de Julieta, le pidió perdón por lo que le había hecho y le propuso casamiento. Ella acepto porque aun seguía enamorada de él.
Sus vidas giraban en torno al otro, no podían esperar a que llegara la noche para verse y detestaban tener que separarse por un par de horas.
Pero esto que parecía un amor de años era algo reciente, ya que Nastya Vlokirv hacia unos meses se encontraba comprometida con Vladimir Kírov. El era un sencillo empleado de una empresa de telecomunicaciones, que de un día para el otro ella lo había dejado sin darle explicaciones.
Es por esto que para Vladimir sería el peor momento de su existencia, la mujer a la cual amaba, a aquella que le había propuesto su fidelidad y respeto, lo abandono rompiéndole su corazón en mil pedazos.
La misteriosa ex futura esposa, ya tenía todo planificado, su compromiso, la fiesta, la luna de miel y hasta la decoración de su nueva casa. Pero había olvidado lo más importante que era dar explicaciones a alguien que las necesitaba.
Así como si nada ese viernes Nastya se levanto bien temprano para ir a la peluquería a peinarse y maquillarse. Mientras tanto su ex futuro esposo se encontraba en su oficina, cuando de repente ingreso en su Facebook y noto que varios amigos que tenía en común con la despiadada, estaban invitados a un evento etiquetado: “Al fin mi tan esperado casamiento”.
Anonadado por la noticia se pregunto qué pasaría por la cabeza de nastia para creer que se evento era inesperado si el ya le había propuesto compromiso.
De repente desesperado corrió al piso de abajo, que se encontraba el departamento administrativo, donde trabajaba Sasha, amiga de Pilates de su amor imposible.
El tan eufórico enamorado le pregunto cómo era posible que se casara, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿con quién?, ¿desde hacia cuanto se conocían ? La chica sin comprender esta situación de interrogatorio le contesto fríamente que ella solo había recibido una inusual tarjeta de casamiento, pero que hable con ella, ya que la ceremonia seria esa misma noche.
Al borde del infarto, con las manos y la frente sudada corrió hacia su escritorio agarro su celular y llamo a Nastya. Al no contestarle entro en un ataque de ira y corrió afuera del edificio hacia la calle, se fumo un cigarrillo, se subió a su auto y partió rumbo a la casa de su ex. Desgraciadamente pincho una rueda y como su personalidad no iba con los oficios no sabía cómo cambiar la de auxilio, entonces debo contactarse con el auxilio mecánico que tardaría por lo menos treinta minutos.
El corajudo enamorado tomo un colectivo y llego rápidamente, pero la suerte no estaba de su lado, no abría nadie la puerta y nadie se asomaba por la ventana; de repente ve a una anciana que le hacía señas con las manos desde el balcón del frente.
Todo indicaba que Nastya ya estaba camino al altar, Vladimir abatido y cansado ya no tenía fuerzas, ni medios para interrumpir en la iglesia.
Comenzó a correr sin saber ¿Cuándo llegaría?, si seria tarde o no?, ¿Qué diría?, ¿qué le respondería?, el simple hecho de tener que pensar un futuro sin ella lo desesperaba.
En un instante se le atravesó un colectivo escolar con destino a la primaria católica de la ciudad de Moscú. Entonces sin pensarlo, lo paro se subió y simulo tener un arma en su campera, con la cual amenazo al conductor del transporte.
Nervioso y fuera de sus cávales el intrépido Vladimir indico al chofer como llegar a la iglesia. Los menores que se encontraban allí lloraban, mientras que otros tomaban sus celulares pidiendo auxilio a sus padres y a la policía. Fue por esto que al frente de esta caravana estaba un apostador del amor junto al bus escolar lleno de niños, y detrás un sequito de móviles policiales.
Al llegar a su tan esperado destino corrió hacia la puerta y comenzó a gritar el nombre de su amada llamando la atención de los presentes. Nastya sonrojada y desconcertada se dirigió hacia él y enojada exclamo:
- ¿Qué haces aquí?
- Vine a buscarte y a decirte que te amo. Expreso orgulloso Vladimir.
- ¿Qué no entiendes?, tu y yo terminamos.
- Sí, pero ¿Por qué me dejaste?, sin explicaciones.
- Lo nuestro no daba para más, eres demasiado perfecto y estructurado para mí, me canse necesito a alguien más liberal.
En ese momento el mundo se le vino abajo, no lo podía creer con lagrimas en los ojos se tiro al piso. Así entraron los policías, lo esposaron y se lo llevaron a la comisaria.
Por arriesgar lo perdió todo, pero ¿así es el amor no? Era tanto lo que se amaban que no lograban ver sus defectos, y mucho menos hablar de ello.
Pensaba si siempre seria así. Si siempre me encontraría a la misma hora, desde mi casa, observando la misma ventana todas las noches. No es que no tengo otra cosa que hacer, sólo que es el único momento y lugar en donde puedo “desenchufarme” de la rutina de todos los días e inspirarme para armar mis vanas historias amorosas, trágicas, dramáticas o quizás cómicas también.
Que era lo que tanto me llamaba la atención ?. Porqué siempre me sentaba y observaba justamente lo que pasaba allí ?. Simplemente algo nuevo ocurría cada tanto. Pero, que estaba buscando ?. No lo sé, sólo dejaba al tiempo pasar; una habitación con luces tenues y un televisor siempre encendido, pero ninguna persona figuraba entre esas cuatro paredes, solo sombras, sombras que vienen y van, sombras que delatan cuando hay una o dos personas, sombras que llevan a imaginar historias que, vaya a saber uno cuanta realidad habrá en ellas.
Será por eso que prestaba suma atención a todo lo que sucedía?. Sombras. Ni más ni menos. Esas sombras no son nada, pero son todo. Qué puedo yo saber lo que dicen, señalan o sienten esos seres?. Nada, solo imagino. Vuelo en la imaginación de una realidad creada por mí, por lo que me rodea, por mis pensamientos, por mis emociones, que van más allá.
Una simple y única ventana con sus luces encendidas que acapara mi atención, cuando ya el mundo esta quieto, cuando nadie me observa (o sí), cuando cambia la atmósfera del lugar, cuando me siento a pensar, a imaginar, a ver con otros ojos diferentes a los del día. Cuando cae la noche.
Primavera, época en la que todo resurge, las plantas, el color, el calor , donde por fin la gente se desase de todos esos kilos de abrigos, bufandas, guantes, entre tantos otros mas. Por último no podía faltar a esta lista amor.
¿Será que la gente se desinhibe con la primavera? ¿Se anima a mas?, ¿hace cosas fuera de lo usal ?....
Esto me hizo acordar a la historia de un joven ruso, el cual al enterarse de una terrible noticia decide tomar las riendas del asunto y hacer lo posible para cumplir su cometido.
En la ciudad rusa de Kazan, vivía Vladimir Kirov, un joven muy serio, introvertido, solitario, hasta inclusive gruñón. Este era dueño de un apartamento del centro de la ciudad, en el cual convivía con sus queridos y tranquilos peses tropicales traídos desde las profundas aguas marítimas Australiana.
Éste formaba parte de una gran y simpática familia, muy tradicional, la cual sábado tras sábado realizaban reuniones familiares donde la comida era la Vedette de aquel encuentro, aunque Viktor, ya hacia mucho tiempo que no se hacia presente en aquellas reuniones. Tampoco tenía muchos amigos, y su vida social concluía cada viernes a la sobra de una botella de vodka a las ocho de la noche, en el bar de la esquina luego de una dura jornada laboral.
Pero esta vida solitaria y rutinaria no fue desde siempre. Hubo en su vida un gran amor, una joven que dejó marcado su corazón. Ella se llamaba Vera Lébedev, proveniente de una familia muy pudiente de la capital Rusa. Estos se conocieron siendo muy pequeños, en un cóctel, en donde sus familiares comenzaron una gran amistad.
Sus familias siguieron manteniendo un vínculo afectuosos, compartiendo viajes juntos, fechas importantes, (cumpleaños, navidades, entre otras.), pero con la ausencia de Vera, ya que a sus 9 años fue enviada a los EE.UU. para que lleve a cabo sus estudios en uno de los colegios mas prestigiosos de América.
Pasaron años y Vladimir no volvió a ver a su amiga. Hasta que luego de 9 años, en un aniversario del matrimonio Lébedev, tras una fiesta inolvidable, como todo evento ofrecido por esta familia, se produjo el encuentro, en el cual ambos con 18 años quedaron total y completamente enamorados.
De ahí en más comenzó el amor, que no fue fugaz, ya que salieron durante 6 años, los 6 años más dichosos de la vida de ambos, en especial de Vladimir.
Pero este amor nunca terminó, si bien se separaron por un hecho desafortunado, el la siguió amando día a día, y no hubo noche en la que no pensara en ella. Sin lugar a duda, la ruptura fue el desencadenante de su vida triste y solitaria.
En una soleada mañana de sábado, Vladimir decidió sorprender a su familia con su presencia, pero este nunca hubiera pensado lo que significaría esa visita insignificante.
Al llegar a la casa, se sorprendió, por la ausencia de ruidos y movimientos. Entró a la casa y con lo único que se encontró fue con una invitación blanca con detalles en dorados, que a simple vista se trataba de una tarjeta de bodas. El joven tomó la invitación e inspeccionó su casa de arriba a abajo, y no encontró a nadie. Este cansado por tanto subir y bajar las escaleras, decidió tomarse un descanso en el último escalón de la misma, y así pudo abrir la invitación para saber de que se trataba. Él nunca creyó lo que estaba leyendo, esa tarjeta era ni más ni menos que la invitación a la boda de Vera, el amor de su vida.
Le tomó unos minutos caer y creer lo que decía aquel papel, hasta que una ola de viento sur que entró por la ventana hizo que sus ideas se reacomodaran lo cual lo impulsó a poner fin a esta situación, a esta vida insulsa e infeliz, ese era el momento justo para jugarse por su gran amor, e impedir aquel casamiento.
Salió lo mas rápido que pudo, buscando algún medio para poder llegar a tiempo a la Iglesia catedral de Kazan, situada en el centro de la ciudad, pero le fue imposible encontrar algo en aquel, barrio. Este no se dio por vencido, busco su vieja bicicleta, que por cierto le quedaba muy pequeña, se montó en ella y pedaleo desenfrenadamente hasta llegar al centro. Pero como era de esperar, la vieja bicicleta no aguanto lo suficiente. Todavía le quedaban algunos kilómetros para llegar, hasta que el joven en su desesperación vio que el chofer de un micro interurbano descendió de el por algún motivo, que este no detuvo en pensar. Vladimir cauteloso, se desplazó hacia el micro, se subió en el, y al ver que no habían pasajeros, se escabullo en la cabina del conductor, dio marcha y arranco a toda velocidad sin importar los bocinasos y los semáforos, hasta que por fin pudo llegar a su destino.
La novia, estaba de blanco radiante, pero su cara transmitía un leve dejo de inseguridad y tristeza. Él por un instante titubeó, pero al oír el sonar de las campanas, tomo las fuerzas necesarias y fue a encarar a la novia .Al encontrarse, hubo un chispazo de sentimientos encontrados, el llevaba una cara de susto impresionante, mezclada con una ansiedad, por no saber que iba a suceder. En cambio, la cara de ella cambió rotundamente, la felicidad la abundó sorprendentemente. Pasaron unos minutos que para ellos fueron eternos, sus miradas se cruzaban de manera nunca antes vista. Hasta que dos palabras salieron de la boca de el: "Te amo"...
Esto produjo la caída en cámara lenta del arreglo floral que llevaba en sus manos. Ambos temblorosos, se dieron cuenta que el amor que había entre ellos nunca había terminado, estaba latente no solo en el corazón de Vladimir, sino también en el de ella. Hubo nuevamente una ráfaga de viento sur, que motivo e impulsó a la joven a los brazos de su amor.
La boda se estaba retrasando, algunos de los invitados mas curiosos, entre ellos los familiares de Vladimir, se asomaron con sus lujosas vestimentas y con sus finas capelinas para ver que sucedía. Al ver esa situación, los invitados reflejaban un gran desconcierto en sus caras, menos en los rostros de los Kirov, quienes sorprendidos, alentaban a su hijo.
Antes de seguir provocando un escándalo, unos de los primos de la novia, quien conocía bien a Vladimir y siempre había apoyado a esa pareja, los guío hacia un auto en el cual huyeron hasta alejarse lo mas posible del lugar, sin importar nadie mas que ellos dos, quienes no dejaban de mirarse ni por un minuto.
La brisa entrante por las ventanillas bajas, sacudía sus cabellos de manera incontrolable. Lo único estático y fijo en aquel momento era sus miradas, donde el amor que se transmitían era único.
En el mismo instante que cruzaron sus miradas en aquellos escalones de la iglesia, ellos supieron que nunca mas se separarían, y que la fuerza de su amor era inigualable.
MISTERIOSA OBSESIÓN.
*
Pasaron 3 horas. 3 horas y la luz sigue encendida. Todavía no entiendo como esto me atrapa todas las noches, hasta quedarme dormido sin darme cuenta. ¿Será una obsesión? Sea lo que sea, no me está haciendo bien. Creo que mejor hago algo por mi propia voluntad y me voy a dormir.
Eran las ocho y cuarenta y cinco en mi reloj pulsera, al igual que en le reloj antiguo del living, la angustia me seguía consumiendo.¿Debía dejarme llevar por el impulso o esperar a que simplemente el suceso se convirtiera en hecho?. Toda mi corta vida la viví junto a ella, no podía dejar que un simple y a la vez tan complejo “Sí” me la arrebatara, así tan de repente. Si con ella creci, me crié, transité los primeros años de mi vida, fue mi primer compañerita de travesuras, mi fiel amiga, mi consejera, mi mejor amiga, la perosna con la cual qería vivir el resto de mi vida, mi vecina, la “mujer perfecta para presentar a la familia”.
¿Cuando pasó?, ¿cuando fue que la dejé ir, o que se me escapo de mi rutina?. Eso fue, la rutina, el laburo, el tan querido ascenso, que de que me sirve ahora , si heche a perder todo. Me dejé llevar por lo superficial , sin pensar en ella, quien me bancaba en mis psicodélicos momentos.
Todavía me pregunto: Porque sigo acá sentado al pie de esta mesa ratona, esperando que la vida me la traiga o que mejor aún, llegue una científico loco y despistado con una máquina del tiempo con la opción de revertir lo que deje pasar, los momentos que perdí, las veces que debí estar a su lado en vez de quedarme a terminar la bendita maqueta con el diseño para la próxima constructora a inaugurar por los alemanes. Que ignorante fui, aunque debo admitir que ella bien me devolvió mi actitud.Hacer eso que me hizo no tiene nombre, usarme como conejitos de indias para sus redacciones, vengarse de esa forma, dejando a la luz mis verdades, mis comportamientos a la sociedad, todavía recuerdo esa nota en esa revista, confesando las “ Típicas Inseguridades del éxito masculino”,mejor dicho mis inseguridades. Amigos, familia, jefe, compañeros del laburo, todos, descubrieron mi intimidad, no tiene derecho, ¿tanto rencor puede guardar hacia mi?.Para ambos el laburo, estuvo primero, el poder, la fama fueron nuestra prioridar.
Pero no puedo ser tan rencoroso, tan egoísta, no puedo actuar como siemre, le debo demostrar lo que se pierde. Estoy pensando igual que siemre , tengo que dejar de apelar a la razón y hacer lo que siento, Ya.
Baje las escaleras del dpto, tan desesperadamente, nunca había percibido la altura de ese piso 6. En la calle, la civilización , parecía no importarles mi situación, actuaban como si nada. Los taxis no estaban de mi lado, ninguno se detenía frente a mi mano levantada. Y ahí lo ví, el 145 venía hacia la parada, necesitaba llegar y en ese momento, esa era mi única opción, subí y allí empezó todo; la cuasi locura invadió mi mente. Mi primer pedido fue amable, el chofer no lo aceptó , y fue así como apelé a un típico secuestro de película. Terror, horror, incertidumbre,llanto, miedo llenaban ese omnibus, los pasajeros desesperados preparaban su adios, me creían capaz de hacer volar esa cosa, que ilusos.
No intente explicar mis motivos, era en vano, no me creerían lógicamente, en su lugar pensaría de la misma manera.
La llegada a la tan bendita Iglesia fue imapactante, custodiada por patrulleros, ambulancias, equipos anti terroristas, el FBI., cadenas de televisión transmitiendo en vivo el gran cáos. A pesar de que mi única meta era llegar a ese altar, no importaba el descenlace.
Nadie me impedía la legada, todos se abrían paso, cuando abrí las imponentes puertas de esa capilla, la ví, allí estaba, con su increíble vestido blanco, blanco su tocado, su ramo blanco, era todo blanco , la blancura inundaba mis ojos.
Aún ahora, ese blanco está presente en mis oscuros días,las paredes, mi saco, las pastillas, todo blanco, es el único color que recuerdo con tanta nitidez. El único color que me recuerda a ella, a ese que fui antes de caer en la soledad, la mediocridad.
Tan solo gracias a una dósis mas de ese tranquilizante, el cuál me rindió a sus pies tal como era mi deseo. Lamentablemente custodiado por ese uniformado con su escopeta cargada con esos remedios amnésicos, tranquilizantes que me hicieron olvidar todo de ella, menos ese blanco color..
La una de la madrugada de una calurosa noche de abril marcaban mi reloj al salir de mi casa, iba al encuentro con Aash Shiddiqy, mi amigo de toda la vida, podría decirse desde antes de nacer. Nuestras madres dieron a luz el mismo día a la misma hora, y desde esos momentos han sido inseparables, al igual que nosotros.
La verdad es que siempre fui una persona muy estructurada, muy atenta. Para ser honesto, soy extremadamente metódico, ordenado. Odio profundamente los desequilibrios, detesto vivir inmerso en el caos. Por esta razón, no hay nada dentro de mi universo que no sea controlado por mí. Nada se me escapa, estoy al tanto de todo, me hago cargo de todo. Pero lo que me sucedió hace un tiempo, sacudió mi mundo.
Creo que todo comenzó hace un par de semanas. Empecé horas extras en el trabajo. No por necesidad, sino por una cuestión de mérito. Teniendo en cuenta que mi casa se encuentra a unos cuarenta minutos de mi trabajo, podemos deducir que el tiempo que paso en ella disminuyo bastante, y esta debe ser, una de las causas para semejante cuestión.
Supongo que otra de las causas fue que mi personalidad extremadamente controladora empezó a agotarse. Demasiadas actividades, muy pocas horas de sueño. Asumo que esto hizo que me empezara a desconectar de un par de cuestiones domésticas, y me ocupara íntegramente de mi trabajo.
Y así sucedió que me levantaba muy temprano, me duchaba, comía algo y me iba a trabajar. Volvía de noche, con las exclusivas ganas de dormir, y eso era lo que hacia. Todo pareció estar medianamente acomodado dentro de este contexto de desorden. Pero en realidad, no lo estaba.
Me acuerdo perfectamente del día que comencé a notar que las cosas estaban algo distintas. Salí de darme una ducha, y abrí la heladera planeando comer una de las manzanas que había comprado la noche anterior, a la vuelta de mi trabajo. Al hacerlo, me percate de que la bolsa que las contenía ya estaba abierta. Dude de la razón de esto, yo no había comido ninguna. Pero bueno, “mi cabeza no esta para estas cuestiones” pensé, y seguí con mi día.
Un par de situaciones más se dieron con el tema de la heladera. La abría y me daba cuenta de que las cosas no estaban en su lugar (si, como dije, soy ordenado hasta la repulsión), o que faltaba comida que yo creía tener. Y al encontrarme en estas realidades, lo único que podía hacer era pensar en cuan cambiada estaba mi vida para que mi mente no estuviera operando como de costumbre.
Un día comprendí todo este asunto. Al salir hacia mi trabajo me di cuenta que me faltaba mi celular, por lo que volví a buscarlo, estaba a unas pocas cuadras. Al llegar a mi puerta, me encontré con una vecina del piso, y la salude, mientras introducía la llave en la cerradura. Bastó con que girara el picaporte. No llegue a entrar que un ruido infernal se desató dentro de mi departamento. En ese momento no pensé en los riesgos, o en quien podría ser, en si seria peligroso o que, solo entre, lo mas rápido que pude.
Y la vi. Una mujer de rasgos occidentales, extremadamente flaca, tirada en el piso de mi living, mi sillón dado vuelta, los almohadones por el piso, claramente había tropezado. La miré por dos segundos, y la comencé a interrogar a los gritos. Ella me miraba con una mezcla de dolor y confusión, pero no me contestaba. Después de un par de preguntas dejé de gritar, era completamente en vano, ella no respondía. Me quede ahí parado, mirándola, con la puerta todavía abierta. Cuando ella consideró que yo ya no estaba tan asustado o molesto, aunque en verdad lo estuviera, se levantó del piso, y se acercó. No me moví, no sé porque, no la creí peligrosa.
Me preguntó si hablaba ingles, y cuando asentí, me explicó en muy pobres palabras que ella había estado viviendo en mi casa durante meses. Yo no lo podía creer, le pedí que me explicara como había hecho, donde se había metido. Me señaló el pasillo. En este hay una especie de armario, donde guardo objetos viejos y de una utilidad cuestionable. Ahí había estado viviendo una mujer, sin haberla traído ni deseado, ella había irrumpido en mi cómoda y ordenada rutina. Había violado mi espacio y mi estabilidad. Al principio no nos entendimos, yo estaba demasiado desesperado por saber, y ella demasiado asustada por las consecuencias que mi hallazgo podía traer.Le pedí un minuto y llamé a mi trabajo para excusarme por alguna enfermedad.
Me tomé el día para entenderla, para escuchar a esa mujer que a duras penas podía hablarme, pero que ya conocía casi todo de mi. Me llevó tiempo entender los retorcidos motivos por los que había abandonado su hogar. Su historia me despertó una clase de empatía. La comprendí, su pasado me dolió tanto como a ella, y ahora, ¿Qué podía yo hacer?
Después de eso, de la historia del armario, era imposible sacarla de mi vida.
Cuando era joven, Vladimir Kirov tenía una novia, Mila, que lo era todo para el, tanto como el lo era todo para ella. Su relación duró mucho, y a pesar de todos los obstáculos, siempre salieron adelante y parecía que nada podía vencer su amor.
Pero un día, por esas sorpresas que te da la vida, tuvieron que separarse: la familia de Vladimir tuvo que mudarse a una ciudad muy alejada al norte de Rusia, por motivos laborales del padre.
La despedida fue muy triste, pero ellos nunca dejaron de sentir lo mismo el uno por el otro.
Los meses pasaron, y a pesar de que sus sentimientos no habían cambiado en lo más mínimo, decidieron disminuir su contacto, y llamarse una vez por semana, porque sino era mucho sufrimiento, y lo mejor era tratar de aceptar las cosas como eran, y seguir cada uno con sus vidas.
El amigo le comentó que ella todavía lo amaba… que no había tiempo para explicaciones, que si las cosas salían bien, ella se lo iba a explicar a el. El casamiento era en 20 minutos, y se realizaba en un pueblo que quedaba a 12 kilómetros al sur.
Vladimir tenía que actuar rápido, y no tenía tiempo ni para pensar.
Vladimir bajó del colectivo y entró a la capilla… estaban el novio y la novia, frente al cura, que justamente decía “Si alguien se opone, que hable ahora o calle para siempre”.
El día de la boda, Mila y el se escaparon juntos. Volvieron a la ciudad donde vivía Vladimir para arreglar el asunto del colectivo, y después de un mes, los 2 se volvieron a su ciudad natal, donde muchos años atrás habían sido felices.
A veces la unión entre dos personas, los lazos de amistad que se crean entre ellas, a pesar de ser tan fuertes, pueden terminar de la peor manera, aquella que jamás se hubiera uno imaginado.
Eso mismo ocurrió con Lucas y Sebastián, amigos desde pequeños, inseparables y muy compinches, con decir que nacieron el mismo día creo que no harían falta mas detalles, se entendían mutuamente a la perfección. Hasta parece ilógico lo que les voy a contar pero, sus respectivas parejas llevaban el mismo nombre: Laura, muy loco no?, pero cierto.
A lo largo del tiempo han pasado buenos y malos momentos, alegrías y tristezas, pérdidas de seres queridos, viajes y fiestas de puro placer, eventos y recitales de celebraciones como Charly García, a quien tanto admiraban y se divertían escuchando, esas tardes en que se encerraban a tocar la guitarra en casa de uno de ellos, era el mejor de los planes, sobretodo en los días de lluvia o aburrimiento.
Ambos nacieron el 22 de septiembre de 1979 y faltaba sólo un mes para celebrar sus 30 años. Habían organizado una gran fiesta en una casa de fin de semana (ya que estarían entrando en la época de primavera y el clima probablemente los ayudaría), con quincho y pileta para pasarlo junto a todos sus amigos, que aproximadamente eran unas 150 personas; pero sólo amigos, nada de familiares, para que todo salga como ellos querían.
Un buen día, Lucas se dirigía a su trabajo (como todas las mañanas) en su auto por la ruta, que se encontraba opacada por la abundante y llamativa neblina. Mientras tanto, Sebastián viajaba hacia la casa de un conocido amigo para cerrar algunos temas pendientes de la fiesta de cumpleaños, y debía tomar el camino de la ruta sobre la que siempre viajaba Lucas.
En sólo cuestión de segundos ocurrió la terrible tragedia. Sebastián y Lucas iban a 130 Km./h sobre la ruta que tomaron, grave error. A las 07:30 a.m. sus autos chocaron de frente con tanta potencia, que el accidente acabó con sus vidas y murieron al instante. Nadie encontró explicación a semejante desgracia, que dejó atónitos a todos sus familiares y amigos cercanos. Sólo quedan los recuerdos de esa inigualable amistad que los mantuvo unidos para siempre, por lo menos hasta la muerte.
Sección para publicar los tp de las narraciones.
El periodista y conductor nicoleño, Adrián Avenali, habló sobre sus estudios, sus inicios profesionales y sobre cómo es trabajar para un canal de Cable, en el Interior.
Ayer por la tarde, Adrián Avenali explicó que al momento de decidir qué carrera estudiar “no estaba muy orientado” pero sabía que la carrera Periodismo le permitía conocer gente, y ésta fue una de las cosas por las que decidió estudiarla.
Además contó que estaba convencido que al terminar sus estudios se iría a vivir al exterior, pero esto no pudo ser así ya que al término de sus estudios regresó a San Nicolás y comenzó a trabajar en un programa de Radio (LT 24); y luego para el canal de cable local (como conductor del noticiero nocturno y, más tarde para el diurno).
El periodista dijo que su decisión de haber vuelto de Buenos Aires para trabajar en su cuidad fue buena y afirmó: “No me quejo de trabajar en un canal de cable porque mal no me va”.
Adrián aseguró que “trabajar para un canal del interior no es lo mismo que laburar para un canal de aire en
El conductor aseguró que hay muy poca gente trabajando para el canal porque: “ésta es la política empresarial que tienen. A ellos no les importa perder lo que es la provisión de canal local”.
Con respecto a sus estudios recordó cómo fueron los tiempos durante la última dictadura militar. Habló sobre los presidentes y lo significativo que fue para su carrera poder vivir éstos momentos históricos.
Contó también que le gusta escribir pero que lo considera más como una “gimnasia”; y dijo el porqué de no estar trabajando actualmente en un medio gráfico.